Entre plantaciones de cacao

Cuando comencé a conocer las maravillas de las plantaciones fue a través de grandes personas mayores como don Carmito, don Pedrito y la propia doña Juanita. Ellos me platicaban que una plantación de cacao era su vida. Años después, ya con términos de agronomía y sustentabilidad involucrados, esas palabras ahora me hacen sentido, pero me siguen pareciendo mágicas y llenas de sabiduría

Ellos, con la humildad de su corazón, pero con la fortaleza de sus manos de trabajo puedo decir ahora que, a través de la enseñanza de estos ancianos, ciertamente una plantación de cacao es vida.

Primero, una plantación de cacao tienen las plantas más grandes, conocidas como plantas “madre” que son las que brindan sombra a las más pequeñas, pero no solo eso. Es entre esas grandes ramas dadoras de protección, a esa gran altura, que encontramos animales como monos, pájaros, incluso algunos reptiles que logran subir hasta esa altura como los garrobos, las iguanas e incluso culebras (la cintilla). Encontramos vida.

La ceiba
Árbol madre de la planta de cacao.
Gracias a los campesinos tenemos cacao y chocolate.
Gracias a las manos de los campesinos gozamos del fruto del cacao.

Asimismo, esas plantas madres nos van a dar alimentos deliciosos como los frutos conocidos (acá en Tabasco) como chicozapote, caimito, pan de sopa, tamarindo, castaña, naranja, y muchos muchos más. Estos frutos alimentan y nutren, le dan vida a esas personas que viven entre las plantaciones de cacao. No obstante, ahí no acaba la cosa, estos grandes y pequeños árboles, brindan ese oxígeno. Tanto verde, tantas hojas, tanta fotosíntesis, nos da el oxígeno que significa vida. Y… en medio de esas plantas madres… se encuentran los árboles de cacao, árboles que han crecido con el amor y protección de su planta madre; que finalmente nos da el fruto bendito: el cacao. El cual, se transformará en un magnífico chocolate.

Seguimos escuchado y recordando las palabras sabias de estos ancianos cuando nos dicen que, en esas raíces está la historia, que esas raíces son fuertes y sostienen la historia de las plantas madres y de toda una plantación de cacao. Hablando en términos de agronomía: nutrientes. Todo ese equilibrio de la naturaleza, frutos, especias, maderas preciosas que con esas construían antiguamente sus casas. Una plantación es dadora de felicidad, de alimentos, de los muchos frutos mágicos entre ellos el gran cacao. Pero claro, también hay historias, leyendas y tradiciones mágicas que se cuentan de boca en boca. Se cuenta que entre las plantaciones habitan seres mágicos, misteriosos que hacen apariciones, que pierden a la gente, que deambulan por las tardes y por las noches.

No se puede negar, que en una plantación de cacao hay magia, tan mágica que aún sigue siendo el icono, la esencia de nuestra cultura del chocolate real de Tabasco

Plantaciones de cacao en la Hacienda Jesús María